15 dic 2012

En un agujero en el suelo vivía un Hobbit...

Por fin llegó el día tan esperado por los fans de El Señor de los Anillos, de la obra de Tolkien o, en general, para los fans de la Tierra Media. Tras varios años de rumores, noticias, retrasos, cambios de director... llegó el día que muchos marcaban en su calendario: El 14 de Diciembre de 2012. La primera parte de El Hobbit llega a las pantallas.

Teníamos las entradas compradas desde el lunes pasado. 7 euros en HD, 8 en HRF 3D. Con este precio algunos pensábamos que nos habían timado, pero la sensación después de ver la película es otra muy diferente. Palomitas, CocaCola, gafas 3D y unas enormes ganas de entrar en la sala; un interesante trailer de la nueva película de Guillermo del Toro (uno de los guionistas de El Hobbit) y por fin volvemos a escuchar la música de Howard Shore.

Como sabréis, desde Malditos Artistas hemos criticado a menudo la moda del 3D, pero siempre hemos dicho que lo apoyaríamos el día que supiesen hacerlo en condiciones (y no hasta ahora, que te hacían pagar más por ver la película borrosa, produciéndote mareos en las escenas rápidas...). Pues bien, ese momento ha llegado. El nuevo formato de 48 fps que ha puesto en práctica Peter Jackson en su Viaje Inesperado cumple a la perfección eso de que el 3D te hace estar dentro de la película y que parezca que puedes tocarla. Efectivamente, parecía que estábamos dentro del smial (casa hobbit) de Bilbo Bolsón, que podíamos tocar cada roca, cada árbol, que podíamos respirar los paisajes de Nueva Zel... perdón, de la Tierra Media. Jamás habíamos visto una calidad de imágen tan espectacular, tan real, tan viva. Aquello no era una pantalla, era una puerta abierta a la película.



Respecto a la película en sí, también cumplió de sobra con las expectativas. Es y no es más de lo mismo si se compara con El Señor de los Anillos. Sientes estar de nuevo en la misma Tierra Media, pero sin embargo tiene un tratamiento más ligero, cómico y relajado, lo cual no es nada sorprendente, ya que el propio libro tiene esas diferencias con respecto a la trilogía de Frodo y la Comunidad del Anillo.
Como adaptación es muy fiel a Tolkien. Habiéndose convertido en una trilogía podría esperarse mucha más paja para rellenar, pero apenas hay de eso y lo que hay está justificado teniendo en cuenta que Peter Jackson quiere aprovechar la ocasión para contarnos algunas cosas de El Silmarillion, concretamente la historia de Sauron convertido en El Nigromante, dispuesto a recuperar su poder.


La pequeña parte negativa que se puede decir de la película es quizá el exceso de efectos digitales. Los orcos de El Señor de los Anillos, hechos en su mayoría con maquillaje sobre los actores, ahora son principalmente efectos de ordenador. Pero esto podría decirse que son nimiedades al lado de la gran historia que nos regala. Y sobre todo con esa, insisto, impresionante calidad de imágen y de 3D.